martes, 27 de octubre de 2009

Feliz conocimiento.

- Y el tema para el primer artículo del blog es “¿el conocimiento hace feliz?”, que profundo ¿eh? Mira a Irene como dice que qué profundo es el tema.

Las últimas palabras que dijo el profesor no las recuerdo muy bien porque mi cabeza ya estaba recordando aquella conversación.

Hacía casi dos meses de aquel día de verano en que me encontraba con mi amigo Juankar caminando por Begoña, la conversación no era muy distinta a las que nosotros solíamos tener, pero sí a las que, posiblemente, tengan otras personas de nuestra edad.

Juankar me hablaba acerca de una canción nueva que había grabado y comentábamos concretamente una frase: “A veces sueño levantarme y ser ignorante”

- ¿Nunca te lo has planteado? Levantarte y no saber nada, no saber que te vas a morir, no saber que hay un agujero en la capa de ozono, que existen guerras, que hay dictaduras, que hay opresión…¿No crees que serías más feliz así?

Tras aquella conversación llegamos a muchas conclusiones, pero el tema no salió de mi cabeza en mucho tiempo, aún hoy sigo con monólogos internos sobre si sería o no más feliz. Y al oír el tema para el primer artículo no pude evitar esbozar una sonrisa y disponerme a argumentar lo que tantas veces había pensado.

Bien es cierto que yo, no soy una persona con un alto conocimiento como para pensar si sería más feliz o no sin tenerlo, pero algo sé, y de no tenerlo, considero que sería más feliz. Y lo sería porque no tendría preocupaciones, ya que no conocería los problemas, ¿no eres más feliz sin saber que alguien te miente? Cuando lo sabes, duele, y el dolor, lógicamente no es felicidad. Eso sí, y que quede claro, hablamos de felicidad, y no de si es “mejor” o “peor” que es algo muy distinto. El conocimiento aporta más preguntas y con ellas preocupaciones, sumando a esto, que lo que aprendemos, descubrimos o conocemos no tiene porque ser algo agradable.

Por otra parte, tenemos necesidad de saber, quizá unos más que otros, pero todos necesitamos conocer el porqué de muchas cuestiones. ¿Pero siempre saberlos tiene que aportarnos felicidad? En absoluto, conocer o aprender algo por lo que sentíamos necesidad no tiene que aportarnos felicidad, un ejemplo muy simple es el citado anteriormente de la mentira. Bien, la inmensa mayoría pensará que prefieren que nadie les mienta, pero que lo prefieran no quiere decir que les haga felices saber la verdad.

¿Acaso saber que hay guerras, terrorismo, opresión, censura, muertes etc. hace feliz a alguien? Pero preferimos saberlo y que no se nos oculte la verdad ¿no?

Bien, aquí es donde viene la siguiente cuestión que yo no puedo dejar de plantearme al hablar de este tema. ¿Queremos ser felices? ¿Es bueno ser feliz? Ser feliz podría ser incluso un signo de ignorancia, o lo que es peor, que hemos cambiado tanto nuestra forma de pensar y nuestra definición de justicia (porque una injusticia no te hace feliz) que no somos capaces de ver injusticias y vemos el mundo en un estado de “perfección” totalmente falsa, aunque cierta para ese nuevo punto de vista que hemos creado, que no nos queda otro remedio que ser felices… Bien, este tema es mucho más extenso y podría estar muchísimo tiempo argumentando sobre él pero sería salirme de las pautas.

Pero no hay únicamente conocimientos que nos provoquen infelicidad, no todo es malo ¿no? Bien, está claro, pero ¿qué es la felicidad? Es estar conforme y a gusto con todo lo que nos rodea y no creo que se pueda estar conforme con absolutamente todo. Bien, entonces, ¿la felicidad existe? ¿O existe solo en el desconocimiento? O, como ya dije antes ¿existe sólo si cambiamos nuestra forma de ver el mundo, si cambiamos nuestro punto de vista para adaptarnos a las injusticias y dejar de verlas como tal? Quizá sea eso, quizá solo podamos ser felices en este último caso, por el cual yo afirmo sin temor que no quiero ser feliz.

Para concluir, el conocimiento no nos hace felices, lo cual no quiere decir que el conocimiento sea algo malo para nosotros. El conocimiento no es más que ponernos los pies en la tierra y mostrarnos la cruda realidad, y desde luego, muchísimos puntos de la realidad actual de nuestro mundo, no son precisamente justos ni con características que nos hagan felices y no solo es que sean o dejen de ser justos, si no que nos satisfagan o no, el que probablemente sea el mayor problema en cuanto a nuestra felicidad.


Annie Castaño Gómez.

15 de octubre del 2009.

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