viernes, 4 de marzo de 2011

Y es necesario en cuatrocientas noches, con cuatrocientos cuerpos diferentes, haber hecho el amor.

Hola. Soy una persona como cualquier otra. Exactamente igual que cualquier otra. Sin mayor ni menor misterio que cualquier otra. Con los mismos problemas que cualquier otra. Con la misma falta de problemas que cualquier otra. Los mismos agobios infundados, las mismas paranoias propias de la inmadurez. Soy exactamente igual de imbécil que el resto de la humanidad, igual de ilusa, de estúpida, de egocéntrica y de absurda. Igual de inmadura, de inocente, de ególatra. Con los mismos delirios de grandeza, la misma bordería, la misma dependencia. Soy tan igual al resto que pertenezco a ese 100% de la población que se cree distinto y habla del resto de la humanidad como "los demás". Tan tan igual que me las doy de diferente y única, como hacemos todos, afirmando una vez más lo estúpidos e iguales que somos. Sí, lo reconozco, soy de esas que creen tener gustos diferentes, inquietudes diferentes etc. De hecho, estoy totalmente convencida de ello, sí, soy igual de imbécil que cualquier otro. Yo soy así, tú eres igual. Adiós.

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