domingo, 19 de julio de 2009

Echale sal al acento madrileño.

Era la una de la tarde y sus caras mostraban preocupación, acababamos de llegar a la casa de sus amigos para tomar el aperitivo, y no podían evitar sentirse mal, ibamos a comer muy tarde. En el fondo, echaré de menos comer a las 12 o a la una...
Entramos en aquella casa, era tan grande, todas eran tan grandes...
- Buenos días, I'm Michel.
- Bonjour! Ana.
- Oh! Wonderfull.
Tras presentarme también a la mujer de Michel, tomamos aquel aperitivo con bastantes prisas y volvimos a nuestros coches para ir a comer.
El restaurante era maravilloso, una terraza al lado del mar, la brisa llegaba hasta nosotros, aunque he de decir que era bastante fría.
Michel, me llamaba mucho la atención, sin duda era un hombre bastante divertido, creo que no estuvo más de cinco minutos sin gastar una broma, pero sus ojos me decían algo más... parecía ser un hombre bastante interesante...
La gente insiste en hablarme en inglés, Léa insiste en que entiendo muy bien el Francés pero no siempre le hacen caso, Michel era una de las personas que no le hacía caso.
La mujer de Michel mostraba bastante interés en España, hablaba de los artistas que conocía, y de lo mucho que le gustaba el idioma, cada minuto me preguntaba tres o cuatro palabras, me contó que ella estudió español y que le parecía un idioma precioso.
Cada vez que decía una de las palabras que me preguntaban Michel añadía "L'accent de Madrid"
Yo decía que no y el contestaba "En Barcelona no hablan así"
Hizo un fallido intento de contarles la estúpida rivalidad entre Madrid y Barcelona al resto de comensales sin que yo me enterase, pero como ya he dicho, fue fallido. Le conté que a mí eso me daba igual y su mujer me hizo decirlo en Español.
- "Men da inual?" - preguntó.
- Me da igual - respondí.
- Es dificilo - dijo
- Dificil - añadí entre risas
- Ah, dificíl... merci
Todos intentaban hablar español, y Michel insistía en hablar inglés y comentar cosas sobre "mi acento madrileño"
Entonces lo vió, un pequeño bote de cristal que guardaba sal en su interior, sus ojos buscaron una victima y a su derecha encontró a Léa distraida.



Contar lo que sucedió después es innecesario, Léa se encontraba bañada en sal mientras gritaba aquello que tanta gracia me hace "A la vache!"
No pude evitar pensar en mi padre, Michel hacía lo mismo que haría mi padre, entonces Léa fue a comer y Michel estrategicamente cogió el brazo con el que ella levantaba el tenedor y lo bajó. Rompí a reir, "mi padre versión Normandia"
Le echaba de menos... le echo de menos, tengo guardado un abrazo muy fuerte para él, quizá a veces no me de cuenta de lo mucho que es, lo importante, y de "la sal" que aporta a mi vida... me arrepiento, me arrepiento mucho, pero se que el me perdonará, es mi padre... solo espero que no le haya dado ideas lo de bañar a la gente en sal y lo deje en lo que solía hacer, echar sal en la mesa, o como mucho detrás de él...
Supongo que tarde o temprano todos nos damos cuenta de nuestros errores, decir que no me he equivocado con él muchas veces sería hipócrita... Papá, te voy a decir un secreto... te quiero.


Domingo 19 de Julio de 2009. Palabras desde Francia.

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